ITALIA

Llegada a Roma en 1881, la Fundadora dedica sus últimos años de vida a la expansión del carisma en Italia.
Enseguida surgen numerosas obras, las comunidades se multiplican, la Congregación se extiende al servicio de los niños abandonados, de los enfermos y en la promoción de la gente en los pequeños núcleos de población.
Hoy las religiosas, fieles a su carisma fundacional, llevan el mensaje de amor, de misericordia y de reconciliación en casas de oración; en casas familia para niños; en comunidades de acogida para las mujeres que salen de la cárcel, madres que se encuentran en dificultad, emigrantes; en colegios, donde, superada toda forma de división, ayudan a las nuevas generaciones a ser protagonistas de una sociedad más justa.