FRANCIA

Cuando la Fundadora parte para Italia, las religiosas abren casas en diversas localidades para acoger a los niños pobres y abandonados.
Con el pasar de los años y fieles al proyecto de la Congregación siguen estando presentes en medio de los niños y de los jóvenes, proporcionándoles una formación integral y ayudándoles a integrarse en la sociedad.
Se dedican también a la pastoral y, según las posibilidades, atienden situaciones de sufrimiento y de marginación.