RUMANÍA

En 1992, después del golpe de estado, la nación se encuentra en una situación desastrosa, donde reina la miseria por todas partes. La Congregación se interpela: ¿Señor qué quieres que hagamos…?
Cientos de niños abandonados, enfermos, huérfanos que viven en centros estatales, verdaderos campos de concentración. Una comunidad se establece en el nordeste de Romanía y alquila un “bloque”, que a pesar de no reunir muchas condiciones, es un refugio seguro para los niños huérfanos o en situaciones de especial dificultad.
Hoy día han abierto una casa para niños y otra para adolescentes y jóvenes madres en dificultad. Contemporáneamente la comunidad está efectuando un camino de fe y de unidad con los hermanos ortodoxos, que constituyen la mayoría de la población.
Recientemente algunas hermanas se han trasladado en la región de Transilvania para colaborar con la iglesia greco católica.